Reto 3: Políticas públicas para la igualdad de oportunidades

 

1.      Presentación de la política

Debido a que mi actual trabajo consiste en la producción de estadísticas oficiales en el Instituto Nacional de Estadística, he elegido el apartado referente a la adecuación de las estadísticas y estudios llevadas a cabo por los organismos responsables en las Administraciones públicas, recogido en la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, el cual tiene de hacer efectivas las disposiciones contenidas en esta ley, garantizando la integración de la perspectiva de género.

En concreto, este artículo establece que los poderes públicos, en la elaboración de sus estudios y estadísticas, deberán:

a) Incluir sistemáticamente la variable de sexo en las estadísticas, encuestas y recogida de datos que lleven a cabo.

b) Establecer e incluir en las operaciones estadísticas nuevos indicadores que posibiliten un mejor conocimiento de las diferencias en los valores, roles, situaciones, condiciones, aspiraciones y necesidades de mujeres y hombres, su manifestación e interacción en la realidad que se vaya a analizar.

c) Diseñar e introducir los indicadores y mecanismos necesarios que permitan el conocimiento de la incidencia de otras variables cuya concurrencia resulta generadora de situaciones de discriminación múltiple en los diferentes ámbitos de intervención.

d) Realizar muestras lo suficientemente amplias como para que las diversas variables incluidas puedan ser explotadas y analizadas en función de la variable de sexo.

e) Explotar los datos de que disponen de modo que se puedan conocer las diferentes situaciones, condiciones, aspiraciones y necesidades de mujeres y hombres en los diferentes ámbitos de intervención.

f) Revisar y, en su caso, adecuar las definiciones estadísticas existentes con objeto de contribuir al reconocimiento y valoración del trabajo de las mujeres y evitar la estereotipación negativa de determinados colectivos de mujeres.

 

2.      Análisis de la política

Esta medida, al enfocarse en la adecuación de las estadísticas y estudios, abarca tres dimensiones principales de discriminación:

  • Roles de género: La política tiene un impacto significativo en los roles de género, ya que al incorporar sistemáticamente la variable de sexo en las estadísticas y encuestas, permite una visibilización más precisa de las diferencias y desigualdades en los roles que asumen hombres y mujeres en diferentes contextos. Al conocer estos datos, se pueden identificar estereotipos de género y trabajar para desmantelarlos. Además, los nuevos indicadores que se exigen están diseñados para conocer cómo se distribuyen los roles entre hombres y mujeres, lo cual facilita la identificación de desigualdades en la esfera laboral, doméstica y en la toma de decisiones.
  • Recursos: Esta política promueve el acceso igualitario a los recursos, ya que la inclusión de indicadores que miden las diferencias de género permite identificar desigualdades en el acceso a recursos económicos, materiales o sociales. Al visibilizar estas brechas, se fomenta una redistribución más justa de los recursos, ya que los datos recopilados pueden utilizarse para diseñar políticas que corrijan la discriminación. Por ejemplo, en el ámbito laboral, puede ayudar a detectar la brecha salarial o las diferencias en acceso a puestos de liderazgo.
  • Representación: Al exigir el análisis de datos desagregados por sexo y la inclusión de variables de discriminación múltiple, se da visibilidad a las desigualdades en la representación de las mujeres en puestos de liderazgo y toma de decisiones (por ejemplo al estudiar la evolución de los puestos como “Directores o gerentes” según el sexo). Esto permite que las políticas públicas se enfoquen en promover la equidad en estos espacios, corrigiendo los desequilibrios de poder entre hombres y mujeres en áreas como la política, el empleo o la educación.

 

3.      Impacto y resultados de la política

Aunque no hay datos exactos sobre los resultados específicos de esta política, se puede anticipar que ha tenido un impacto positivo en la visibilización de las desigualdades de género en diversos ámbitos de la sociedad. Esta política permite identificar las necesidades específicas de las mujeres y formular políticas públicas más inclusivas y ajustadas a estas realidades.

En el ámbito laboral, puede haber ayudado a visibilizar y reducir la brecha salarial y la falta de acceso de las mujeres a puestos de liderazgo. En términos sociales, al desagregar los datos por sexo, ha facilitado la creación de programas que favorecen la participación equitativa de las mujeres en la educación, la política y la toma de decisiones en empresas.

 

4.      Puntos fuertes y debilidades

Entre los puntos fuertes de esta política pública destaca su capacidad para generar una visión clara de las desigualdades de género mediante el uso de estadísticas precisas y detalladas. El hecho de exigir la inclusión de la variable de sexo y nuevos indicadores es clave para desarrollar políticas más eficaces a favor de la igualdad. Otro punto positivo es que se promueve la transversalidad de la perspectiva de género en todas las áreas del gobierno y la sociedad.

Sin embargo, una posible debilidad es la dificultad para implementar efectivamente esta política. Por ejemplo, los organismos encargados de recopilar y analizar los datos pueden presentar dificultades para contar con los recursos adecuados en términos de costes de recogida, o con la medición del colectivo de las mujeres en algún ámbito donde tengan muy poca representación (como puede ser en la Construcción).

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